Abreviando, por favor
26
Mar

No es extraño que en los tiempos que corren (que más bien vuelan) se haya ido haciendo hueco (pequeño, pero preciso) la microliteratura. Todo es velocidad, urgencia, ruido. No hay minutos, faltan horas. Y sin embargo en un tren, en un semáforo, en el vagón atestado de Metro podemos vivir una experiencia literaria completa, plena: leer un microrrelato.
Publicado por: María Gil. Escuela de Humanidades de UNIR